5 lugares en Costa Rica que no encontrarás en las guías turísticas
Rachel Cavanaugh
A Costa Rica no le faltan visitantes, y con tantos otros viajeros a veces resulta difícil salir de lo turístico. Pero piénsalo un momento: Costa Rica alberga el 6% de la biodiversidad del mundo, y los científicos creen que todavía hay más especies endémicas por descubrir. Así que, si no logras descubrir rincones escondidos en este país, te estás equivocando en algo.
De los destinos de ensueño de Costa Rica, muchos son remotos, en lugares más escondidos del país, protegidos por parques nacionales o de difícil acceso debido a desafiantes caminos de tierra. Pero el mismo esfuerzo y tiempo hacen que el viaje valga la pena. Así que apunta estos destinos en tu itinerario y descubre estos escondites llenos de maravillas.
1. Isla Cabo Blanco / Cabuya.
El primero en tu lista: Isla Cabo Blanco. Ubicado a unos kilómetros del extremo sur de la Península de Nicoya, esta isla consiste en una roca enorme que sobresale del Pacífico. Aunque esta islita escarpada está casi desprovista de vegetación, alberga la población del piquero blanco más grande en el país. El nombre Cabo Blanco proviene del guano que cubre partes este afloramiento. Puedes contratar un pescador de la zona para que te lleven a esta isla ultra-remota para bucear, pescar u observar ballenas.
La Reserva Natural Cabo Blanco protege la isla, así como una pequeña sección del litoral, que, por otro lado, contiene toda la vegetación que falta en la isla – y todos los animales también. Es el hogar de la urraca copetona, las mariposas morpho, la cotorra catana, armadillos, pizotes y varias especies de gatos salvajes. Tal vez te perderás algunas de estas especies, pero seguramente no podrás evitar a los congos, que gritan tan fuerte mientras se balancean entre los árboles que se les escucha a distancias de kilómetros.
A diferencia del Parque Nacional Manuel Antonio, ubicado más al sur en la costa pacífica, que tiene visitantes todo el año, esta reserva natural es más silenciosa y tranquila. Puedes quedarte en el chiquito pueblo de Cabuya o irte a Malpaís. Este último es un pueblo relajado donde predomina el surf, que los ticos aman tanto que hay un grupo musical muy famoso del país que lleva el nombre del pueblo. Tendrás que tomar un bus de regreso a Cabuya para llegar al parque, pero la ruta panorámica y solitaria vale la pena.
2. San Gerardo de Dota.
A menos de tres horas al sur de la capital, este pueblito rural en las montañas de Talamanca está casi desprovisto de turistas e infraestructura turística, aparte de unos hoteles ecológicos y sodas (restaurantes típicos). Pero San Gerardo de Dota es uno de los pocos lugares en Costa Rica donde puedes avistar el quetzal. Para darte una idea, otro de sus hábitats está en la Reserva de Bosque Nuboso de Monteverde, que acoge a más de 250.000 turistas cada año. Aunque se está haciendo cada vez más famoso entre los observadores de aves, San Gerardo de Dota permanece fuera del mapa para la mayoría de los visitantes internacionales.
Además de contar con una avifauna sorprendente (¡con más de 200 especies aparte del quetzal!), la Reserva Forestal Los Santos te ofrece un sinfín de senderos verdes frecuentemente cubiertos de neblina. Alcanzando alturas de 3.600 metros sobre el nivel del mar, los ecosistemas de estas montañas se organizan en capas, una encima de la otra, con espesos bosques de roble en las alturas y la selva tropical abajo. Podrías avistar a pecaríes corriendo por las bajuras, mientras el Río Savegre te ofrece posibilidades espectaculares para la pesca de trucha.
3. Punta Manzanillo.
El lado caribeño de Costa Rica es único en el país. Aquí no te encuentras con el típico gallo pinto en la mesa, ya que esta región tiene un encanto especial por la cultura afrocaribeña. La comida más picante, la música más fuerte y el agua más caliente.
Vas a empezar dirigiéndote hacia el sur hasta que acabe la carretera. En el extremo sur de la costa caribeña costarricense, encontrarás una playa tranquila ubicada adentro del Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo. Se llama Punta Manzanillo y te hará latir más rápido el corazón con sus aguas de color zafiro, sus arenas bordeadas con almendros y su vida silvestre con perezosos, monos, tucanes y peces tropicales. Dentro de la reserva, las palmas de los humedales protegen a las dantas, una especie amenazada, así como una gran cantidad de vida silvestre. Como un Edén, pero más exótico.
Cuando terminas de explorar el refugio, siéntate en una de las sodas para comerte yuca frita o el rondón, una sopa de la zona.
4. Reserva Nacional de Vida Silvestre Ostional.
Cerca del llamativo Parque Nacional Marino Las Baulas está situada la Reserva de Vida Silvestre Ostional, el lugar más importante de la arribada anual de las tortugas lora. Este fenómeno consiste en la llegada de cientos de tortugas marinas hembras, conocidas localmente como la tortuga lora o tortuga golfina, que suben a la costa durante una temporada de varios meses. Su llegada se realiza en grupos, normalmente unos días antes de la luna nueva, cuando la noche es más oscura. Cientos de tortugas se congregan durante días en las aguas costeras, aumentando así sus números. Y luego, al mismo tiempo, como por una señal secreta, empiezan a llegar a la costa para poner sus huevos. El primer grupo siempre llega durante la noche – cientos a la vez – luego los demás suben en una oleada constante a lo largo de los próximos días.
Aunque sí hay tours que pasan por el lugar, no está saturado de turistas, probablemente debido a que el espectáculo acontece en la oscuridad. Puede haber una arribada en cualquier momento entre julio y diciembre, sin embargo, la temporada alta es entre agosto y noviembre.
Nota: El entorno donde las tortugas ponen sus huevos es extremadamente frágil, así que es esencial que vayas con un guía turístico experimentado. No sólo te metes en problemas si entras a solas, sino que arriesgas a aplastar los huevos o dañar al frágil ecosistema. Sé listo y respetuoso.
5. Playa Matapalo.
Ubicada al extremo sur de la salvaje Península Osa, Playa Matapalo es una playa de surf relajada y ventosa casi al final de la carretera. Es un viaje de seis a siete horas desde San José, lo cual hace que se evite las aglomeraciones de la playa, ya que la mayoría prefiere visitar Tamarindo o Jacó.
No hay mucho por hacer en Matapalo, y es justo eso lo que le hace tan especial. Es un lugar donde no tienes la necesidad de reservar un tour o sumarse a actividades en grupo – se siente lejos del resto del mundo. Un lugar para leer un libro en la playa o simplemente ver a la marea subiendo... y bajando. Está cerca del Parque Nacional Corcovado sin estar dentro de los límites del parque, así que puedes disfrutar del esplendor de la zona sin tener que pagar una entrada al parque. Si quieres tomar un viaje de un día al parque, estás a media hora de la oficina de este.
A veces los mejores lugares en Costa Rica están escondidos a plena vista.
Matador URL: https://matadornetwork.com/read/5-places-costa-rica-wont-find-guidebooks/